En la mayoría de casos, las personas afectadas por el ciberbullying son niños o jóvenes de corta edad que no saben cómo reaccionar ni a quién recurrir ante estos ataques. Por este motivo, cobra una vital importancia la figura de los docentes –además de los padres, por supuesto- en la lucha contra las agresiones virtuales y su tratamiento.
Como profesor, es importante percatarse de los posibles casos y actuar con seguridad. Un adolescente probablemente no sepa reaccionar al respeto y necesite una orientación.
GUÍA PRÁCTICA PARA PROFESORES
Sabemos que se trata de un caso de ciberbullying ante estas posibles conductas de la víctima:
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Se siente atacada
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Sufre cambios en su manera de desenvolverse con las personas (por ejemplo: aislamiento)
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Muestra miedo o inseguridad
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Se auto culpabiliza de su agresión (cuando la cuenta a los demás).
El primer aspecto que debemos tratar es la prevención del problema. Esto se consigue mediante una educación que acerque las nuevas tecnologías a los jóvenes y niños pero siempre con unos límites. No se puede dejar a personas tan jóvenes manejar libremente algo tan amplio y peligroso como Internet. También hay que tener especial cuidado con la entrada de los niños a redes sociales, chats, etc. y advertirlos sobre sus posibles consecuencias.
¿Qué hacer?
Detectar un caso de ciberbullying puede ser sencillo, el problema radica en que el agresor puede escudarse en el anonimato que le ofrece la red y el hecho de que la agresión se transmite rápidamente en un espacio que puede ser visto por millones de personas. Por estos motivos, se debe trabajar en la persona que ha sido agredida, haciéndole entender que no tiene la culpa y que no debe tener miedo, el único cobarde es el agresor que se esconde y utiliza Internet para atacar a los demás.
Además…
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Deben eliminarse todas las agresiones que se encuentren mediante la denuncia de perfiles, blogs y páginas web.
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Si se conoce la autoridad del agresor, se deben tomar represalias con la seriedad que el caso requiere.
Nolopermitas 